Ayer no sin mucha dificultad, pude visionar el documental "¿Dónde está el rock'n'roll?" de Juanjo Ocio, en el cual se hace un repaso a la escena rockin' patria desde sus orígenes. Allí se pusieron en marcha numerosas frases dignas de ser mencionadas de tantas figuras que de una u otra manera han hecho posible con más o menos granos de arena la situación de esta playa. Hoy mencionaré, con toda clase de modestia, el tramo en el que intervengo.
Decía García-Alix, reputado fotógrafo y conocido rocker, que el rock'n'roll son vísceras, sentimiento añadiría, explosión cultural, eclosión interior, lava vomitada de un volcán llamado "nosotros mismos", así surgió este movimiento de rebelión juvenil a mediados de los 50 y así - con los matices que nos da la edad - lo mantenemos. Energía inacta que nos permite, a mi al menos, cada vez que tomamos una guitarra para componer, escupir desde lo más profundo del interior el yo más personal, ponerle traje, cara y sentido a una parte de nuestro ego en forma de canción.
Entendido esto, es lógico que uno escupa sus visceras y no las de el tipo de al lado, y que si vas por la calle y alguien te pisa gritarás con fuerza maldiciones que tu novia entenderá perfectamente, por ello, por todo ello, no entiendo que necesites un diccionario para traducir tal grito en caso del indeseado pisotón. Tu interior, tus visceras, mi ego, tiene una vía de expresión, el lenguaje que conozco, que domino, en el que me expreso. Modificar eso hace que el rock'n'roll que llevo dentro no vaya del corazón a mi voz, haría que fuese del corazón al cerebro e incluso al diccionario y eso lo hace menos natural, explosivo e interesante. Sólo concibo escribir en lengua extranjera en el caso del cada vez más creciente, a pesar de la LOGSE, bilingüismo.
Son numerosos los compañeros de escenario que confiesan que el hecho de componer en inglés es una vía para ocultar su dificultad de jugar con su lengua y evitar así llenarla de tópicos, algo que reflejé (eso de los tópicos del rock) en una irónica canción llamada "Último tren a Memphis" tomada del homónimo libro de Peter Guralnick sobre la vida de "el rey" y en cuyos versos relaté la experiencia de un tipo que simplemente, nunca llegaba a tiempo (pero esto es otra historia).
Y todo esto viene por mi posición de "abanderado" del rock en castellano que se me otorga en el documental, algo que abrazo con satisfacción, mientras que rescato la importancia de personajes como Segarra (que palabras más sabias aporta mi amigo), Loquillo (que curioso... aunque lo creo firmemente) o Javi "Faraón".
Pues no es cuestión de castellano o francés, que va, ni siquiera es cuestión de decir que el rock'n'roll es anglosajón y a ese tren debemos subirnos, no lo creo, el rock'n'roll es una energía mágica que ha nacido para transformarnos y adoptará tantas formas como necesitemos, no lo concibo como una realidad inamovible, por ello a un punker londinense de finales de los 70 le permitió hacer canciones de Burnette con la rabia del momento, a los gatos de Long Island meter ska en canciones ya grabadas por Warren Smith o a mi cantar coplas de J.R* en español. Porque esto es la grandeza del rock'n'roll que te conquista con vigor hasta que, como en un castillo de fuegos artificiales, estallan tus visceras... y eso es lo más grande.
*J.R era como se le conocía antes de grabar discos y como siempre le llamaron sus allegados a Johnny Cash

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